Este número 2 del volumen 11 de la Revista de Hematología contiene escritos que, por un lado, apoyan la actividad científica de los hematólogos mexicanos y, por otro, la minimizan; se trata de manuscritos de disenso que contienen puntos de consenso. Estas opiniones contrastantes deben ser motivo para hacer algunas reflexiones sobre la actividad científica de los hematólogos mexicanos. Debe reconocerse que de los 10,000 científicos que hay en el país, sólo 10% son investigadores que se desempeñan en medicina y ciencias de la salud y que el número de científicos médicos en nuestro país se encuentra muy por debajo de la cifra ideal, ya que muy pocos médicos mexicanos, menos de 10%, se involucran en labores de investigación. Esta cifra se relaciona con la magnitud del apoyo del gobierno mexicano a labores de investigación, que es menor de 0.4% del producto interno bruto. De acuerdo con los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en sociedades desarrolladas, hasta 4% del producto interno bruto se destina a apoyar labores de investigación. Esto indica que en nuestro país el apoyo a labores de investigación es diez veces menor que el de los países desarrollados. José Carlos Jaime apunta en su manuscrito sobre el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), que sólo 2.76% de los investigadores médicos miembros del SNI son hematólogos y es interesante que, de los hematólogos miembros del SNI, menos de la mitad (37%) radican fuera de la Ciudad de México. Estos datos contrastan con la información proporcionada por Héctor Mayani en su escrito sobre la historia de los Premios Luis Sánchez Medal, en el que se indica que el premio ha sido obtenido por hematólogos residentes fuera de la Ciudad de México en más de la mitad (64%) de las ocasiones. Alejandro Limón señala en su escrito sobre líderes de opinión, que en México no existe una verdadera escuela de hematología y minimiza las labores de investigación de los hematólogos mexicanos.
2013-07-09 | 594 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 11 Núm.2. Abril-Junio 2010 Pags. 71 Rev Hematol 2010; 11(2)