Autores: Cabrera García Álvaro, Balderas Delgado Carolina, Castellanos Sinco Humberto, Martínez Tovar Adolfo, Hernández Sánchez María Luisa, Collazo Jaloma Juan, Martínez Murillo Carlos, Ramos Peñafiel Christian Omar
Antecedentes: La frecuencia de aislamiento de bacterias en pacientes con neutropenia es baja; Escherichia coli, Pseudomonas aeruginosa y las diferentes especies de Staphylococcus son las más frecuentes. Material y método: Estudio prospectivo, longitudinal, observacional y prolectivo en el que se analizaron los resultados de la toma de cultivos semanales (nasal, faríngeo, sangre, urocultivo y coprocultivo) de pacientes con leucemia aguda durante la etapa de inducción en un periodo de nueve meses. Resultados: Se estudiaron 67 casos, en su mayoría de leucemia linfoblástica aguda (n=55). Las bacterias aisladas con mayor frecuencia fueron las grampositivas (56%) [S epidermidis (32%], seguidas de las gramnegativas (Escherichia coli (14.7%]). Los principales sitios de aislamiento fueron la cavidad nasal, la faringe y la sangre. La frecuencia de Pseudomonas aeruginosa fue de 3%. La resistencia a los antibióticos se observó, principalmente, para ciprofloxacino, en especial de Pseudomonas aeruginosa (67%) a diferencia de piperacilinatazobactam y cefepime en donde la sensibilidad fue, incluso, de 85%. Escherichia coli fue la más sensible a imipenem, meropenem y amikacina (95, 50 y 86%, respectivamente). Todos los estafilococos tuvieron alta sensibilidad a vancomicina (> 90%). Conclusión: La estrategia de toma semanal de cultivos incrementó la frecuencia de aislamiento de bacterias (86.6 %); la cavidad nasal fue el sitio de donde más se aislaron y E. coli la bacteria más aislada. La sensibilidad a piperacilina-tazobactam, cefepime y los carbapenem sigue siendo alta, lo que sustenta su utilidad como tratamientos de primera línea en pacientes con neutropenia febril.
Palabras clave: Leucemia aguda cultivos bacterianos neutropenia cáncer.
2013-07-11 | 666 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 13 Núm.3. Julio-Septiembre 2012 Pags. 102-107 Rev Hematol 2012; 13(3)