Autor: Olaya Peláez Álvaro
El concepto de salud ha transitado en la historia por diversos paradigmas explicativos y gracias al concurso de los académicos de las ciencias sociales ha logrado enriquecerse en los últimos años con categorías que van más allá de los modelos que soportan la comprensión de la salud y la enfermedad en características biológicas. El reconocimiento de la salud como un problema inscrito en un contexto multidimensional ya está aceptado universalmente, pero no por eso se puede afirmar que en sus análisis e interrelaciones se llegaría a agotar la episteme que le es propia, pues la misma complejidad de los movimientos sociales, de las trasformaciones ecológicas, el avance de las ciencias sociales y naturales están determinando tanto el estado de salud como la comprensión sobre la salud, en un incesante espiral. Por otra parte hay que reconocer que la apreciación subjetiva que tiene que ver con el propio cuerpo y la autopercepción sobre la salud y la enfermedad continúan presente en las poblaciones, con unas altas valoraciones que se fundamentan desde las vivencias de los mismos individuos, pues la expresión del dolor y el malestar, los sentimiento de anormalidad respecto a conceptos culturalmente vigentes asociados a las categorías de estar sano o estar enfermo, están en la persona y a su vez son condicionadas por el contexto cultural. Estas apreciaciones generan en las poblaciones una visión particular del fenómeno de la salud la cual en muy escasas ocasiones coinciden con el discurso oficial. El crecimiento de los estudios cualitativos dentro de paradigmas crítico-sociales ha significado un avance hacia la comprensión de estos aspectos, pero no son suficientes.
2014-02-05 | 985 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 32 Núm.1. Enero-Abril 2014 Pags. 5-6 Rev. Fac. Nac. Salud Pública 2014; 32(1)