Autor: Avilán Rovira José Miguel
La oncocercosis, también conocida como la “ceguera de río”, es causada por el nemátode de la familia filaridea Onchocerca volvulus, trasmitido por ciertas especies del género Simulium, conocidos como “moscas negras” y que se crían en aguas de corrientes rápidas, por lo que la lucha con insecticidas presenta grandes dificultades. Es una enfermedad crónica no mortal caracterizada por nódulos fibrosos en los tejidos subcutáneos, particularmente en la cabeza y los hombros (en América) o en la cintura pélvica y las extremidades inferiores (en África). Su tamaño varía entre el de una arveja al de un huevo de paloma. Generalmente son superficiales pero también pueden encontrarse en masas enmarañadas profundas que se forman sobre el periostio o cerca de las articulaciones. En ellos se encuentran los vermes adultos y las hembras arrojan microfilarias que emigran por la piel y al morir, causan una erupción muy pruriginosa, con alteraciones crónicas de la pigmentación propias de una dermatitis (“piel de leopardo”), edema y atrofia cutánea. La pérdida de la elasticidad de la piel y la presencia de linfadenitis pueden causar lo que se conoce como “ingle colgante”. Las microfilarias pueden llegar a los ojos, donde su invasión y muerte ulterior producen deterioro de la visión y ceguera. En las infecciones severas pueden estar presentes en la sangre, las lágrimas, el esputo y la orina.
2014-02-11 | 567 visitas | Evalua este artículo 1 valoraciones
Vol. 122 Núm.1. Enero-Marzo 2014 Pags. 1-2 Gac Méd Caracas 2014; 122(1)