Autor: Sarmiento Rosillo Augusto
En el complicado y laberíntico enigma de la reforma de la salud que golpea al mundo, hay una profusión de fallas que la acompañan. Negar la culpabilidad que la profesión médica ha tenido es un ejercicio poco sincero e inútil. De hecho, es posible que la Ortopedia se encuentre entre las más notorias acusadas. Este cargo, fundamentado o no, llama a una crítica seria y objetiva. Nadie va a cuestionar el hecho de que desde el punto de vista ortopédico el costo del cuidado de la salud que se brinda es un factor importante porque ha llegado a un nivel crítico. El uso de tecnología costosa y de cirugía cada vez más frecuente es un hecho de capital importancia. Sin embargo, yo sugiero que no es el alto costo de la tecnología y de los procedimientos quirúrgicos per se sino su notorio abuso. La percepción creciente es que la Ortopedia ya no es una profesión sino estrictamente un negocio, en el cual obtener cada vez más y más ganancia se ha vuelto su “razón de ser”. Nuestra disciplina, por eso, ha perdido mucho de sus fundamentos tradicionales científico-biológicos y se ha convertido a sí misma en una comercializadora técnica, controlada en sus deberes educacionales y la subsecuente conducta de sus miembros, por la industria fabricante de implantes. Esta evolución y metamorfosis ha empezado a mostrar sus efectos como lo demuestra la pérdida de su tradicional territorio frente a otras disciplinas y una ridícula fragmentación en múltiples subespecialidades que contribuye a erosionar la profesión. La Ortopedia ya no es un cuerpo sólido de conocimientos eclécticos y experticia en el cuidado de las enfermedades músculoesqueléticas sino un fragmentado cuerpo de técnicas independientes unas de otras. Esta declaración no es una crítica a la fragmentación per se porque la fragmentación es en la mayoría de los intentos humanos, un fenómeno natural de la evolución que se presenta virtualmente en todos los viajes de la vida; y a nuestra profesión ha traído mucho progreso. Mis inquietudes son sobre el aparente y exagerado grado que han alcanzado. La fragmentación y erosión de la Ortopedia tomaron relativamente poco tiempo para presentarse sin ninguna evidencia de preocupación por parte de la comunidad ortopédica, que aparentemente asumió que los avances hechos por otras disciplinas no comprometerían la seguridad e independencia de la que había disfrutado por generaciones. Los espectaculares avances en reemplazos articulares empezaron a ocupar un gran segmento de su tiempo profesional. La atractiva remuneración que acompaña a estos procedimientos justifica además la complacencia con respecto a la pérdida de la disciplina mientras los fabricantes intrusos expanden su territorio. La objetividad crítica en este asunto es importante en caso de que decidamos asumir las consecuencias de una mayor erosión y fragmentación de nuestra profesión.
2011-11-14 | 595 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 25 Núm.2. Junio 2011 Pags. 202-205 Rev Col de Or Tra 2011; 25(2)